lunes, 17 de septiembre de 2012

Y venga la burra al trigo...

De nuevo aquí, pero parece que el tiempo no pasa, que la historia se repite o que la racha no cesa...

Otra vez me encuentro alabando todo lo que tengo alrededor porque, por desgracia, vuelvo a valorarlo en malos momentos... o mejor dicho, no dejo de hacerlo, porque como dice el dicho, "parece que nos ha mirado un tuerto".

Entre línea de código y línea de código que mi cabeza me deja concentrarme en el trabajo, el pensamiento se me va a mi casa durante 11 años, inevitablemente. Entre vuelta y vuelta de la chica, entre kizomba y salsa, la cabeza se me va al lunes, a médicos, a posibles resultados, a imagen de él, mi padre. No puedo evitar que sea la imagen de ahora, la imagen de la enfermedad que le surca, de la crudeza de la vida (maldita vida, en ocasiones) la que tenga ahora mismo. Esa imagen que dista tanto de la sonrisa, de las palmas por sevillanas, de los cantes por fandangos, de barbacoas y fiestas, de su mano sobre la mía en momentos duros... Dista tanto que ahora es el momento de nosotros, de los demás, de esa piña... mejor dicho, un árbol entero que no deja de dar piñas... Eso son mis hermanas, un puño cerrado que no se suelta. Sí, de nuevo nos toca luchar, no separarnos, estar presentes (en cuerpo o en mente) para lo que nos toca vivir, ser cinco formando uno... Como siempre lo hemos sido, para los malos y buenos momentos.

Y también esa otra piña madrileña, que siempre están al tanto, atentos, preguntando, animando, apoyando... Se os siente mucho mucho, Izquierdos Zurdos...

Como no, esos entes que nos sujetan en la oscuridad, en los llantos, en las caras largas, en las peleas por cosas absurdas porque estamos irascibles... Amig@s y amant@s, compañeros de baile, de trabajo, de vida. Apoyos incondicionales, a las duras y a las maduras. Gracias a cada persona que está pegada a esa piña, porque nos hacéis mucha falta. Creo que puedo afirmar bien orgulloso, que tengo la mejor pareja que podría desear y los mejores cuñados que podría pedir. Nos ayudáis a ser felices compartiendo vuestra propia felicidad con nosotros, y nos hacéis más fuertes estando ahí, aunque no articuléis palabra, aunque no sintamos vuestra piel... Sólo sentiros cerca, al lado... Gracias a todos.

Y a todos esos amig@s que todos tenemos, que nos mandan fuerzas, que nos liberan un rato de nuestro cruel presente (cruel, porque no hemos sido tan malos como para tener todo esto, como mucho algún que otro cachete en el culo, pero poco más...).  En mi caso, gracias a todos esos que preguntáis, que mandáis fuerzas, que ayudáis a sacar sonrisas... a Vane, a Susi, a Reyes, a Yovi.. a tantos y tantas que estáis ahí, preguntando, apoyando, mandando fuerzas positivas....

Todo eso nos ayuda a seguir adelante, a luchar con fuerzas... con muchas fuerzas.

2 comentarios:

  1. Como dices, una vez más, la vida pone a prueba, pareciera que hay que ir saltando obstáculos, uno tras otro, hasta llegar a la meta que está propuesta para cada uno.
    Pero esos obstáculos se van superando siempre con cuanta más ayuda, mejor, cuantas más manos sosteniendo, mejor y de eso, estoy segura de que las tenéis por todos lados.

    Un beso.

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  2. Hoy he estado pensando que injustamente los obstáculos de la vida nos hacen madurar. En cambio, los buenos momentos se disfrutan pero parece que no desarrollan nuestro carácter más allá del mismo instante en que se producen. Si esto es así, madurar en el sentido emocional no es cosa buena.

    Ya tengo edad suficiente para poder tener palabras adecuadas, aprendidas o prestadas, que decir en estos casos, pero no las encuentro.

    Si medito mucho mucho sobre una frase de quien considero un maestro espiritual, Eckhart Tolle, creo que consigo un brevísimo segundo de alivio:
    "Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora."

    Un abrazo

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