martes, 23 de octubre de 2012

Recuerdos...

1 de marzo de 2005. Casi primavera. El destino se antoja difícil....

Entro por la puerta, butacas, azules, sonidos de máquinas, batas blancas, batas verdes...
"Alejandro Lindo". Sí, soy yo, contesto con voz de chaval de 20 años. Detrás, como no, mis padres. Me siento en la butaca, me cogen una vía... suero, ondasentrón y fármacos me acompañan durante tres días seguidos, cada 4 semanas, durante 6 meses. Caída de pelo, malestar al principio, hinchazón en el cuerpo a causa de los corticoides, pero una sonrisa de oreja a oreja. Lo tenía todo controlado, me sentía bien, fuerte, con ánimos, con ganas e ímpetu para tirar hacia adelante.

Siete años y medio después cruzo esa misma puerta... Ninguna cara conocida, pero los mismos sonidos, los mismos colores, las mismas sensaciones... Pero ahora soy yo el que va detrás de mi padre. "Su nombre", pregunta una amable enfermera con una sonrisa cómplice. "Tomás Lindo", contesta con voz temblorosa y una sonrisa nerviosa. "Véngase por aquí", nos indican. Se sienta en la butaca, con dificultad. "Le tengo pánico a las agujas", argumenta él. Pone la mirada en el otro extremo de dónde le han de coger la vía. Cara de dolor, pero mejor que muchas veces. "Me ha pinchado muy bien". Mismo proceso, mismos recuerdos que hace siete años, pero ahora, sentado al lado, en la silla roja de acompañante.

De nuevo, me siento fuerte (o lo intento). Pero es mucho más difícil no tener el control, no sentir, no notar. Prefiero que me pasara a mi, porque sé como es, porque sé que se siente, porque siento que tengo el control...

Qué recuerdos...

1 comentario:

  1. Tuviste la fuerza suficiente para querer controlar y lo conseguiste... Conseguiste aferrarte a la esperanza de vida...Pero eso es un privilegio que no todos tienen y la vida sigue su curso.
    Sabes que soy creyente, muchas veces doy las gracias porque cada 16 de ese mes, sigues cumpliendo años y también pido que se pueda mitigar el dolor para aquellos que no tienen en sus manos el don de controlar.

    Un besote gordo.

    ResponderEliminar